Todos queremos vivir una vida larga y sana. En la vejez, cuidar la salud adquiere una importancia especial, porque el organismo ya no puede hacer frente tan fácilmente a las tensiones de la vida. Pero, ¿y si algunos de los alimentos que comemos a diario nos perjudicaran, alimentando discretamente las células cancerosas?
Este artículo no trata de sensacionalismo ni de afirmaciones alarmistas. Es un análisis de las pruebas científicas que demuestran la relación entre la dieta y el riesgo de cáncer, especialmente a partir de los 50 años. No hablaremos de las causas directas del cáncer (se trata de un tema muy complejo que depende de muchos factores), sino que nos centraremos en los alimentos que pueden crear un entorno favorable para el crecimiento de células cancerosas o debilitar el sistema inmunitario, haciendo al organismo más vulnerable.
Con la dulce salsa del peligro:
Empecemos por lo que a todos nos gusta. El azúcar y los alimentos muy procesados. Los pasteles, los dulces, las bebidas gaseosas y la comida rápida son fuentes de gratificación rápida, pero también son enemigos ocultos. El exceso de azúcar favorece la inflamación del organismo, y la inflamación crónica es un conocido factor de riesgo de muchas enfermedades, incluido el cáncer. Además, el azúcar es «combustible» para las células cancerosas, ayudándolas a multiplicarse rápidamente. En la vejez, cuando los procesos metabólicos se ralentizan, los efectos del azúcar son especialmente peligrosos.
Grasas: no todas son igual de saludables:
Las grasas trans son los verdaderos «villanos» del mundo de la alimentación. Se encuentran en grandes cantidades en los alimentos procesados industrialmente, la margarina y los productos de bollería. Las grasas trans alteran la función celular, favorecen la inflamación y aumentan el riesgo de muchas enfermedades. En lugar de proporcionar energía, interfieren en el funcionamiento normal del organismo.
Carnes rojas y procesadas:
A mucha gente le encantan los jugosos filetes o las sabrosas salchichas. Pero el consumo excesivo de carnes rojas y, sobre todo, procesadas (salchichas, beicon, embutidos) se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de intestino.
La carne contiene compuestos que pueden dañar el ADN celular y favorecer el cáncer.
Alcohol: un cuenco de doble fondo:
El alcohol es otro factor que influye en la probabilidad de padecer cáncer. Una pequeña cantidad de alcohol puede no ser perjudicial, pero un consumo regular y excesivo aumenta significativamente el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer. En la vejez, el metabolismo del alcohol se ralentiza, por lo que sus efectos pueden ser más graves.
¿Qué hacer?
No se trata de que cunda el pánico, sino de tomar decisiones con conocimiento de causa. No tiene por qué renunciar por completo a sus alimentos favoritos, pero la moderación y la variedad son importantes. Incluya en su dieta mucha fruta, verdura, productos integrales, legumbres, frutos secos y semillas. Elija fuentes magras de proteínas y limite el consumo de azúcar, alimentos procesados y alcohol. Las revisiones preventivas periódicas ayudarán a detectar a tiempo cualquier cambio en el organismo.
Cuidar la salud es invertir en el futuro. Un enfoque consciente de la nutrición es un paso importante hacia una vida larga y feliz, especialmente en la edad adulta. Recuerde que elegir los alimentos adecuados puede ser su mejor defensa.