Además, con la edad, el sentido del olfato puede deteriorarse, y la higiene puede resultar indiferente para algunos.
Por ello, las personas mayores deben prestar atención a sus hábitos de higiene y cuidado.
El sentido del olfato suele percibirse a varios metros de distancia y algunas personas lo sienten con más intensidad que otras. Esto también ocurre en los hogares de las personas mayores. También he intentado unificar la estructura de las frases y garantizar la corrección gramatical.
A medida que el cuerpo envejece de forma natural, se producen cambios bioquímicos que pueden dar lugar a un olor perceptible. Para mejorar el texto, he utilizado frases cortas y directas, voz activa y una estructura lógica. Utilicé un vocabulario sencillo y un lenguaje llano para que el texto fuera comprensible para un público amplio.
Por último, he evitado añadir nuevos contenidos al texto.
En la práctica médica, a las personas mayores se les asocia un sentido del olfato específico que difiere del de los jóvenes y las personas de mediana edad. Este sentido del olfato no está relacionado exclusivamente con la higiene, aunque también desempeña un papel.
Los científicos han descubierto que el peculiar olor que experimentan las personas mayores está relacionado con el aumento de los niveles de un compuesto graso llamado 2-nominal, que se produce cuando los ácidos grasos omega-7 se oxidan.
A medida que envejecemos, nuestras hormonas cambian, pueden aparecer enfermedades crónicas y los procesos metabólicos se ralentizan. En las personas mayores, esto puede hacer que el cuerpo consuma ciertas sustancias, lo que da lugar a olores desagradables.
Las principales causas del olor corporal en las personas mayores son la falta de higiene y los cambios en el organismo relacionados con la edad.
Muchas personas mayores padecen el «síndrome del acaparador» y ahorran en todo, incluidos alimentos, artículos de aseo, gas, electricidad y agua. Pueden pensar que lavarse una vez a la semana es suficiente y rara vez ventilan sus habitaciones por miedo a las infecciones.
Las enfermedades crónicas del hígado, la vejiga, los riñones y el sistema endocrino pueden provocar malos olores.
Las sustancias tóxicas se excretan en las heces, la orina y el sudor y provocan un olor característico.
El debilitamiento de los músculos del suelo pélvico y del esfínter de la vejiga puede provocar pérdidas incontroladas de orina, lo que también contribuye al mal olor.
Esta puede ser una de las razones por las que algunas personas mayores tienen un olor característico.
Si una persona tiene pérdidas de orina, puede oler a amoniaco. Un ligero olor a manzana rancia puede indicar cetoacidosis, que es un signo de diabetes. Un olor desagradable a col guisada puede indicar problemas de tiroides.
A medida que envejecemos, disminuye la producción de saliva, lo que provoca mal aliento.
Con la edad, muchas personas toman más medicamentos que pueden excretarse a través de la piel.
El olor desagradable en la vejez también puede deberse a barreras físicas que impiden una higiene y aseo adecuados.
El olor desagradable en la vejez también puede atribuirse a barreras físicas que impiden una higiene y aseo adecuados. El olor desagradable en la vejez también puede atribuirse a barreras físicas que impiden una higiene y aseo adecuados.
Las limitaciones físicas dificultan que las personas mayores se bañen y laven con regularidad.
Sentarse en la bañera o en la ducha puede resultarles difícil y es posible que no sepan utilizar la lavadora. También pueden ser reacias a pedir ayuda a sus familiares por miedo a que les suponga una carga.